Yo no habría querido olvidar nunca su aroma. Su forma de cerrar los labios cuando pronuncia palabras imborrables, el tacto suave de sus dedos cuando transcurren el camino secreto de mis deseos. Las pequeñas ondas que se forman en su frente. Las verdades que se esconden detrás de sus ojos y la forma de sonreir.
Yo no habría podido olvidar nunca la intensidad de su corazón latiendo cuando estaba a mi lado, su voz entrecortada o sus canciones con la guitarra. Las canciones que inundaban la habitación y nos envolvían..
Yo no habría deseado nunca que él olvidara todos los porqués. Las fotografías que no tuvieron lugar, los besos, la forma delicada en que mi piel se erizaba cuando hacía frío fuera, las sonrisas sin motivo, el sudor frío que a veces se apoderaba de mi sexto sentido. Las visitas a domicilio y la resaca emocional del despertar.
Yo no habría creído nunca que todo hubiese llegado a este punto. Que hubiese un punto. Que hay palabras que nunca se llegan a decir y que algunas de las que no se dicen son las más importantes. Que hay otras que no se habrían de olvidar nunca y otras que habríamos de evitar siempre.
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