domingo, 8 de abril de 2012

volar


Los seres humanos no somos árboles por eso no necesitamos echar raíces, ni siquiera plantarnos, pero a veces no importa casi el lugar, la edad, la estación en que lo hagamos, nos detenemos en un momento dado y nos plantamos, viendo pasar el tiempo, dejando que nos observen, incluso a veces que nos abracen, que nos toquen, que nos respiren, pero sin hacer nada más que permanecer en el mismo lugar, un día tras otro, y mientras cambia el paisaje y nuestra imagen, seguimos ahí detenidos en el centro de un TODO, como en un escaparate en el que no sabemos mirarnos.


Ocupamos un espacio, y ese espacio cada vez se va convirtiendo en un espacio más amplio, y no me refiero a que aumentemos de peso, sino a la cantidad de equipaje que nos acompaña. Todo eso hace que cada vez que deseamos elevarnos es más difícil porque nuestras alas ya no soportan nuestro peso, y por tanto nuestra vida se convierte en un circulo vicioso del que nos es difícil escapar.

Pero eso puede cambiar, seguro que puede, yo creo que nosotros somos los únicos responsables de nuestra vida, y solo a nosotros nos toca decidir si queremos ser árboles, rocas, mariposas o águilas y ser como deseamos ser y no como otros desean que seamos.

Hoy me he traído uno de esos enormes sacos para que cada uno de nosotros podamos meter en él lo que no deseamos cargar, porque ya no nos sirve, nos pesa, y nos inmoviliza, ya veremos como se puede reciclar después su contenido...

No hay comentarios:

Publicar un comentario