Una música ligera que gotea, atravesando el vidrio que nos envuelve, un poco de luz, murmullos suaves y retóricos, olor a nada, sonrisas dibujadas con timidez en una historia sin final, como esa fuente, cuya agua repite el mismo recorrido incansable, una y otra vez, dejándose mecer por el aire incombustible que nos llena de vida, sin que apenas le tomemos conciencia.
Me fundo en este instante, mientras siento todo eso, en la bocanada del recuerdo en el que hoy te experimento.
Diosa de las pequeñas cosas, de los momentos breves, de los silencios que parecen eternizarse en la soledad de un pensamiento, incerteza, confianza, preguntas que me laten y hacen diana en el centro de mi alma. Por encima de todo eso, está quien soy, eso me tranquiliza, independientemente de con quién lo comparta, sigo siéndolo, porque cuando se descubre la esencia de quienes somos, no hay marcha atrás..
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