Cada fecha que escribo estoy mas cerca de despertar 30 años mas adelante. El tiempo, el problema del futuro. Fluir. Hoy es un día cualquiera, mañana es un día cualquiera. Todos son cualquier día. Puedo cerrar los ojos y despertar en diez años, sin embargo, no puedo imaginarme. No veo mas que esto. No hay mas que tiempo. Pensamos para existir en una finita desgracia. Estrellas, oscuridad, la luna en su misterio, agua, tazas, un cepillo de pelo,un gato que maulla. Pisar la tierra, que vuele polvo. Acciones inútiles, Trenes, autos, motos,un chico triste pero con una sonrisa que un día entra en el bar y toma café, jóvenes viejas, enanos , extranjeros. Somos para que el tiempo finalmente nos termine consumiendo. Somos la droga del reloj. Nos aceleramos y nos relajamos de acuerdo al grado de éxtasis del acontecimiento. Perdemos infinidad de horas encontrando nuestro lugar en el mundo circundante. Circundante cual reloj de pared, o cual reloj de mano a modo de escudo. Patriotismo universal. El aire cambia, pero nosotros no lo vemos, vamos demasiado rápido o a veces tan lento que lo terminamos olvidando. El tiempo nos asfixia nos atrae, nos acostumbra, nos vuelve neuróticos, nos da clases de yoga, nos psicoanaliza nos educa, nos erotiza, nos asesina, nos revive, nos hace creer en lo inmóvil mientras camina. Nos da vida, nos engendra, nos hace engendrar y finalmente nos descarta en el recuerdo de alguien mas.